Por más que vivamos en un mundo digital, las capacidades blandas como la comunicación, la resolución de problemas, la colaboración y la empatía están siendo más valoradas que la tecnología, dice Paul Roehrig, jefe de estrategia para la empresa de tecnología Cognizant Digital Business.
“La capacidad de manejarse con la gente es cada vez más importante en una era en la que tenemos una tecnología poderosa y ubicua”, asegura la ejecutiva. “Suena como algo contraintuitivo, pero para ganarle al robot tiene que ser más humano.”
Cuando evalúan sus planes de contrataciones para este año, 62% de los empleadores considera las capacidades blandas como muy importantes, según CareerBuilder. Pero una reciente encuesta del diario The Wall Street Journal descubrió que el 89% de los ejecutivos tiene dificultades para encontrar personas con estas cualidades.
Algunos culpan a la tecnología y la importancia que se le da al cuarteto de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la matemática (conocido por las siglas STEM en inglés), por el hecho de que se le presta poca atención a la comunicación. Pero Roehrig, coautor del libro Qué hacer cuando las máquinas hacen todo, cree que esas capacidades no se han visto disminuidas, simplemente ahora se las necesita en mayores cantidades.
“Al realizar las máquinas una parte mayor del trabajo de rutina y de menor valor agregado, se necesita más gente para trabajar en el contexto de lo que la automatización y la IA no pueden hacer”, dice.
Si no ha puesto más énfasis en las capacidades blandas, quizá sea el momento de repensar su estrategia para el lugar de trabajo. Enseñar a los empleados las capacidades blandas aumenta la productividad y la retención en un 12%, lo que da una ganancia del 256% sobre la inversión, según un estudio de la Universidad de Michigan. Estos son cuatro cambios en su organización que ayudarán a los empleados a desarrollar las capacidades que usted necesita para tener éxito:
Aunque las clases ayudan, la mejor manera de transmitir capacidades blandas es haciéndolas parte de su ambiente laboral, dice Linda Sharkey, autora del libro Lugar de trabajo a prueba de futuro. “Incorpore las conductas que quiere en su cultura”, dice. “Si parte de su cultura es la colaboración, la gente aprenderá, porque es la conducta esperada que ven en otros.”
Por ejemplo, el creador de software a medida Menlo Innovation hace que la gente trabaje en parejas en cada proyecto y luego la rota para el siguiente proyecto. “Cambiar de pareja a la gente la ayuda a adaptarse y a interactuar mejor con los demás y los saca de su zona de confort”, asegura.
Refuerce sus valores con la gente que promueve, insistiendo en que los jefes tengan conductas como curiosidad y construcción de relaciones, dice Sharkey. “Los líderes deben actuar como consejeros y desarrolladores de su gente, de modo de construir en los hechos relaciones de colaboración con quienes trabajan con ellos”, dice la especialista.
Haga el esfuerzo de celebrar y dar reconocimiento a las conductas centradas en lo humano, dice Roehrig. “Use la revisión de desempeño como un chequeo”, dice. “Dé reconocimiento a la conducta que valora, tal como la creatividad, la curiosidad o el pensamiento analítico.”
Contratar gente con diferentes perspectivas y antecedentes ayuda a los empleados a generar empatía. Matthew Gonnering, CEO de la firma de activos digitales Widen, tiene un enfoque distinto, ya que contrata gente con discapacidades en su desarrollo, como síndrome de Down y parálisis cerebral.
“La empatía incrementa la autoconciencia, porque la claridad que vemos en la perspectiva de otra persona a menudo es un punto ciego en nuestra visión del mundo”, dice. “En esencia, la empatía es la capacidad blanda que da sentido a nuestras capacidades duras. Podemos codificar un nuevo producto, ¿pero para quién? ¿Y por qué? Practicar la empatía nos recuerda hacer esas preguntas.”
Los empleados con discapacidades de Widen no sólo realizan sus tareas diarias, crean valor que va más allá de responsabilidades ocupacionales, dice Gonnering. “Lo más notable es que inician conversaciones sobre temas que los apasionan, diseminan una actitud positiva contagiosa y demuestran apreciación por los detalles”, expresa.
Por ejemplo, Andrew (a cargo de las plantas interiores de la compañía y el servicio de pochoclo) a menudo habla de sus experiencias como jugador y entrenador de Olimpíadas Especiales. “Es una fuente de conocimientos sobre horticultura y antes de que uno se dé cuenta, le está comprando esculturas de dragones de su cartera de arte”, dice Gonnering. “Estas interacciones destraban nuestro mayor potencial enseñándonos a pensar de modo empático, nos exigen un estándar superior en nuestras actitudes y alivian situaciones que normalmente causarían estrés.”
Si un empleado nuevo no tiene ciertas capacidades blandas, únalo a un mentor que posea esas capacidades, sugiere Tim Elmore, presidente de la organización Growing Leaders, de capacitación y desarrollo de líderes.
“Estar con mentores da a los profesionales más jóvenes la oportunidad de hablar de modo cándido y aprender de alguien mayor y con más experiencia en un ambiente sin tensiones”, dice. “Empiece por algo pequeño y con una capacidad blanda a la que comúnmente no se le preste atención.”
Por ejemplo, crear una primera impresión positiva es fácil, pero hacer que dure es mucho más difícil, dice Elmore. “Esto es cuestión de inteligencia social, capacidad blanda que los líderes empresarios a menudo informan que falta en los miembros jóvenes de sus equipos. Una vez que consiguieron el empleo no mantienen el mismo nivel de profesionalismo y madurez, se dedican a los chismes sobre sus colegas y muestran una falta general de etiqueta en el trabajo.”
Seleccione un grupo de veteranos influyentes del lugar de trabajo que pueda reunirse con sus profesionales jóvenes semanalmente, sugiere Elmore. “Debatan un tema cada semana, provocando conversaciones sobre inteligencia social”, dice. “Algunas ideas potenciales son conocimiento social, autopresentación e influencia.”
Luego haga que los jóvenes actúen ellos mismos como mentores. “Ser mentor se vuelve una parte metódica de su proceso de asimilación, y los empleados jóvenes se sienten como miembros valorados y necesarios del equipo” dice Elmore.
Las capacidades blandas son más importantes de lo que cree, dice Sharkey. “Si permite que la gente trate a los demás sin respeto, entonces su cultura se vuelve altamente tóxica”, comenta. “Hoy la gente coloca declaraciones de valor en las paredes, ¿pero las hacen realidad? Si su objetivo final es realmente la ganancia -hacer cualquier cosa para obtener una ganancia- terminará por perder los clientes, el talento y su reputación en el mercado.”
Fuente: La Nación